El edificio intenta a través de sus cualidades expresivas generar la necesaria representatividad del uso que nos ocupa. Es así que se busca un controlado impacto espacial que genere las cualidades urbanas deseables del nuevo entorno urbano, pero siempre con una vocación de edificio amable a su entorno residencial, de acuerdo con las cualidades ambientales de la ciudad.
Así el edificio se concibe como un gran volumen escénico varado en un entorno pretendidamente neutro y abstracto, y envuelto por una delicada piel de vidrio y celosías metálicas.
La piel primera se desgaja en vibrantes bandas de acuerdo a los distintos volúmenes a envolver, con una ausencia total de aristas, generando bandas continuas y sinuosas, que invitan a recorrer el edificio y muestra su cara más amable al entorno urbano y residencial preexistente.
El envoltorio se formaliza como una doble piel: una interior de vidrio serigrafiado como envolvente térmica y estanca y una exterior de celosía metálica con grado variable de calado ajustado a las distintas necesidades de orientación.
La parte metálica envuelve únicamente el perímetro exterior, y se desfasa de la interior vítrea que continua al interior generando la separación física y no visual de las distintas salas.